
Madelein Mansson rompe estereotipos con sus auriculares brillantes y listas de reproducción que ponen a bailar a todo Estocolmo. A los 62 años decidió empezar de cero y hoy es un ícono de la noche sueca.
En Estocolmo, cuando las luces de la pista se encienden y el bajo empieza a retumbar, todos esperan lo mismo: la entrada de DJ Gloria. Con su pelo entre dorado y canoso, auriculares con brillos y una energía que parece inagotable, Madelein Mansson, de 81 años, se convirtió en una figura inesperada de la vida nocturna sueca.

Su historia desafía los clichés. Mientras a muchos mayores se los imagina entre tejidos o juegos de cartas, ella pasa las noches frente a las bandejas de sonido. De día recorre su residencia de adultos mayores; de noche hace vibrar a multitudes con una mezcla de clásicos y ritmos modernos que invitan a dejarse llevar, sin importar la edad ni las limitaciones físicas.
El camino de DJ Gloria no comenzó temprano. Fue cantante de jazz, diseñadora de moda y hasta dueña de un vivero. Recién a los 62 años, tras la muerte de su esposo y después de años dedicados a su cuidado, encontró en la música una nueva razón para reinventarse. Primero como instructora de aeróbic, luego como DJ, logró transformar la tristeza en un proyecto vital.

Hoy sus fiestas se llenan de mayores de 50 que hacen fila en la puerta de las discotecas para escucharla. Allí, entre destellos de bola de espejos y aplausos al ritmo del “bum bum”, DJ Gloria demuestra que la pasión no tiene fecha de caducidad.
En un país que dio al mundo a ABBA, esta octogenaria ya tiene su lugar: una estrella distinta, hecha de energía, reinvención y un mensaje claro. La música, como la vida, siempre puede empezar de nuevo.