El Movistar Arena fue testigo de una velada inolvidable. Nile Rodgers, acompañado por su legendaria banda CHIC, ofreció un show que quedará marcado en la memoria de quienes lo vivieron. Con un repertorio cargado de éxitos atemporales, el artista no solo repasó su glorioso recorrido junto a CHIC, sino también sus emblemáticas colaboraciones con íconos de la música como Madonna, David Bowie, Daft Punk y Duran Duran.

Desde los primeros acordes de “Le Freak”, la atmósfera se transformó en una celebración colectiva. Sin pausas ni respiros, el concierto fue una verdadera maratón de clásicos que atravesaron generaciones: “Everybody Dance”, “I Want Your Love” y “Dance, Dance, Dance” desataron una euforia compartida por miles. Más que un recital, fue un tributo al poder del ritmo, a la energía inagotable de la música disco y funk.
Rodgers brilló con su guitarra inconfundible y su carisma inalterable, pero no estuvo solo. Lo rodearon músicos de altísimo nivel: Ralph Rolls en batería, Milton Barnes en bajo, Richard Hilton en teclados, Russell Graham en teclados y voz, Steven Jankowski en trompeta y Kenneth Gioffre en saxo. Las voces de Kimberly Davis y Audrey Martells completaron un ensamble sonoro que rozó la perfección.

Uno de los momentos más impactantes llegó con el segmento dedicado a Sister Sledge y Diana Ross, donde temas como “I’m Coming Out”, “Upside Down”, “We Are Family” y “The Greatest Dancer” levantaron aún más la temperatura del recinto. Cada canción fue una chispa que encendía recuerdos y emociones.
El recorrido musical no se detuvo ahí. También hubo lugar para algunos de los himnos pop más emblemáticos que Rodgers produjo y que forman parte del ADN cultural contemporáneo: “Like a Virgin” y “Material Girl” de Madonna, “Modern Love” y “Let’s Dance” de Bowie, “Get Lucky” y “Lose Yourself to Dance” de Daft Punk, y hasta “Cuff It” de Beyoncé.

La emoción alcanzó su pico durante “Thinking of You”, donde imágenes proyectadas en pantalla revivieron distintos momentos de la carrera de Rodgers. Una sucesión de rostros y nombres legendarios –Mick Jagger, Donna Summer, Bernard Edwards, el Duque Blanco y más– rindió homenaje a su legado incomparable.
Y cuando llegó “Good Times” como cierre apoteósico, el Movistar Arena ya era una sola voz, un solo cuerpo bailando, un latido común impulsado por una línea de bajo que hizo vibrar hasta el último rincón del estadio.

Nile Rodgers no vino a mirar el pasado con nostalgia, sino a demostrar que su música sigue tan viva y relevante como siempre. Que los clásicos no envejecen cuando están cargados de groove, de alma, de verdad. Que una canción bien hecha puede unir, emocionar y liberar.
Buenos Aires no presenció un simple espectáculo. Participó de una auténtica celebración que, sin dudas, quedará entre los shows más memorables del año.
Ph: @gallo_rockpix

