El inicio de septiembre trae consigo una nueva ola de incrementos que vuelve a poner en jaque el presupuesto de las familias argentinas. Servicios básicos, educación, transporte, alquileres y combustibles ajustan sus valores en un contexto de inflación persistente y salarios que corren de atrás.

En el sector energético, el Ministerio de Economía aplicó un recargo del 6,8% en el precio del gas en el Punto de Ingreso al Sistema de Transporte. Esta medida será la antesala de los próximos cuadros tarifarios que contemplarán variables como ingresos familiares, consumo y la aplicación del régimen de zona fría.
A su vez, AySA actualiza en hasta un 1% sus facturas, mientras que los contratos de alquiler bajo la Ley vigente se ajustan en un 50,3% en su revisión anual.
En salud, las prepagas comunican incrementos que rondan entre el 1,68% y el 1,9%, mientras que la educación privada con subsidio estatal también siente el impacto: en la provincia de Buenos Aires las cuotas suben 2,8% y en la Ciudad alcanzan el 3,2%.
El transporte no queda al margen. El boleto de subte aumenta 3,87%, fijándose en \$1.071, mientras que el mínimo de colectivos trepa cerca de 3,9%, llegando a \$526,13 en la Ciudad y \$529,25 en el conurbano bonaerense.
En las estaciones de servicio también habrá novedades. El Gobierno actualizó impuestos que suman \$10,523 por litro en nafta y \$8,577 más \$4,644 en gasoil, derivando en un nuevo ajuste en los surtidores durante este mes.
Con este panorama, septiembre se perfila como un mes marcado por la continuidad de subas que golpean de frente al poder adquisitivo y refuerzan la sensación de una economía en permanente escalada de precios.

